viernes, 6 de noviembre de 2009

Lunes

Esta ciudad con su cáfila de ruidos,
sucumbe en el asfalto.

Esta ciudad hipocondríaca,
unta, a mano alzada, perros en celo,
que ladran en las alcantarillas.

Esta ciudad poblada de fantasmas,
enamoradiza y sola,
reserva una alfombra verde
en la que te leo,
hoja por hora,
hasta secarme
y crepitar.

jueves, 22 de octubre de 2009

3.13 am.or


¿Sabés qué es lo que pasa?
Esta frazada de patos y avestruces
salpica todo el sur
arrastra a la orilla tu nombre.

¿Sabés qué es lo que pasa?
La luna hace jueguito
mastica una aceituna
y escupe corazón.

Todo esto me pasa a mí esta noche.
Todo este chillido
de vos.
Y es tarde o sigue siendo de noche.

Y extraño que me toques el pelo.
(cómo extraño que me toques el pelo.)

lunes, 5 de octubre de 2009

¡Hay Puente!



Hay puente y detrás
la tarde pintarrajea un beso
abatido por el vértigo.

Por el vértigo a caer
de todo corazón al barro,
al agua o a las piedras.

Hay puente y existencia
que asoma desde una viga.

Andina, se cala entre tus pies,
por el vértigo a caer
de todo corazón al barro,
al agua o a las piedras.

Hay puente y detrás
tambalea la vida.

jueves, 10 de septiembre de 2009

A la espera

Esas plantas envueltas a los fierros del balcón.
Pasmadas y regaladas a las tardes tristes.
Ahogadas en mesetas berretas,
barridas sin silbido ni canción.

Todas ellas estarán ahí,
fecundadas de sentido.
Partícipes del beso y el violín.

Esa cara que no dice nada y a mí me dice todo.
Reservada, culmina mis tardes tristes.
Salada, besa mis vidriecitos,
temblequeando a fondo.

Quedará ahí.
A la espera del telón.
Enfundado hasta la nariz.

Esas plantas envueltas a los fierros del balcón,
quedarán ahí.
Esa cara que no dice nada y a mí me dice todo,
quedará ahí.

Para ser, algún día, victorianas y hermosas.
Para ser, algún día, triunfantes.
Para ser.

lunes, 24 de agosto de 2009

El Río y su cajón


El río azul cadaveriza la mitad de mí.
Y el sol lo intenta todo friéndome un pezón.
Confundiéndolo con los ojos de un suicida.
Y él lo intenta todo como buen cabrón.

La corriente no arrastra su barba con restos de otoño;
la corriente tira de mi pelo, tira y tira,
hasta arrancar todo un verano enredado.

Me quiere tanto que pica una cebolla por mí.
Mientras yo, petrificada, casi como una muertita,
cuento piedras como azulejos de baño.
Excluida y espantada, casi como una lauchita.

Él lo intenta todo, el fuego y la risa.
Él lo intenta todo, heroico y descalzo,
rescata mi ojota del río y su cajón.

El río azul cadaveriza la mitad de mí.
Ya soy de la corriente…
Y él lo intenta todo.

lunes, 27 de julio de 2009

Autóctono



Sigo la enredadera que teje mi pie
la uña rajada taja la cama
y de sus flores brota un botón.
¿Qué sueños son estos?

Liquen y sal,
mis trenzas son algas
de liquen y sal.

Sigo los saltos del pez colchón.
Va y viene, del ombligo al talón.
No sigue la estela, se pierde.
¿Qué clase de pez es este?

Liquen y sal.
Bebo lágrimas
de liquen y sal.

Sigo los rastros de ensueño,
el cuerpo se enreda en mar y plumas.
Sirenas empujan y escupo un botón.
¿Qué sueños son estos?

Liquen y sal.
Beso un cuerpo
de liquen y sal.

¿Qué sueños son estos?
¿Qué clase de pez prefiere éstas olas?

Sueños de mi caracol
donde habita hace tiempo un pez,
que emerge con eclécticas escamas
y besos de pluma sólo para mí.

miércoles, 10 de junio de 2009

Elegía del perro tuerto

París se repite un par de veces hasta adherirse a un porta vaso
y entre risas ajenas y la suya hacemos fondo.
También Venecia se diluye hasta aguarse en una servilleta.
Yo tengo un refugio: entro en sus manos.

Astuto frío,
bravucón.
Astuto frío,
tajarme así.

Una sala de cartón corrugado ansía el beso que empieza.
Ya todo es circular y hoja de otoño.
También el beso insípido se deshace en mi boca.
Diminutos estallidos se conservarán como frutos rojos.

Asoma el frío,
desafiante.
Inútil es el frío
cuando quema el sol.

jueves, 9 de abril de 2009

Raíces

Acá, bien a la sombra, radiante, prende mi color.
Acá, cuando el mítico sofocón pudre las letras, comienzo.
Acercate y mirame, ¿no es acaso glorioso,
saber que acá, bien a la sombra, originamos?

Brotaste de raíces adventicias
Y así, de pronto, te quise.
Oscuro y hermoso, te aferraste a mí.
Y así, perennes, presenciamos la noche.

Acá, longevos y distantes, talamos el porvenir.
Aún acá, bien a la sombra, azota el calor.
Es hoy o nunca o nos damos al sol.
Ahora, ¿no es acaso triste saber que acá, sólo a la sombra, existimos?

De raíces adventicias brotamos
Y así de pronto, somos
sórdidos y mortales.
Así, discontinuos, desarraigamos la noche.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Nos soltamos las manos.

Nos soltamos las manos
y todo tembló ¿O fuimos nosotros?
La lluvia humedeció lo que debía.
Ennegreciendo nuestras suelas.
Desprendiéndonos.

‘Fenómeno, el nuestro, disolver el verano’
Dije, mientras nuestros latidos caían
como piñas en seco.

De nada sirven los cuerpos que aparentan.
Difuntos en el suelo distorsionan el paisaje.
No dan frutos ni brillan como búhos en la noche.

Son nada.

Nos soltamos las manos.
Vi las hojas aferrándose al árbol.
La lluvia se llevó lo que debía.
Recordé en cada estación
las veces que fuimos sauce entre tantos edificios.

viernes, 20 de febrero de 2009

Con el corazón a la sombra

Ella se esconde siempre detrás del mar, dice que allá a lo lejos hay un coral lleno de peces sin espinas ni gusto a sal donde abundan fuselajes de sirenas de ademanes aliviados, como si el inminente sufrimiento de amores malditos conservara la piel en estado con estampas de un afable mordiscón. Anclado y humillante. Eterno y aún más pulcro que sus cabellos derrotados. Ella se asoma resplandeciente a orillas del sol y besa mis párpados con sed. Los besa sin calcinarse, tiene su corazón a la sombra y el mío también. Doradas a espaldas del sol y a la vista de nubes incesantes y bien lustradas, musitamos sobre el lienzo. Mortífera es la risa que arrastra las olas hasta acá. Saben a mí y golpean arenosas el cuerpo que rechazan. Comienzo a temblar y ella apresura la despedida. Puedo ver cómo se aleja mientras mi mano juega a atraparla y se filtra detrás del sol. Puedo ver cómo su nado deja estela al ras del mar mientras un cuerpo que desconozco se enreda entre las algas condensado y sin mutar.