lunes, 26 de mayo de 2008

Amanita Muscaria

Tus patitas de plasticola se pegan en mi iglú. Las veo desde el vidrio boca abajo resbalarse pegajosas. Se impregnan de azul. Con una de ellas, la izquierda, frotás tus ojos una y otra vez para ver lo que querés: mi piedra facetada reflejándose en cada una de sus caras. Y te duele y te gusta. Tu boca perfora y baja: saboreás. De tu trompa escurres como esponjas cubitos de cristal, uno de ellos muestra un paisaje de laguna escarlata. Rueda sin nieve ni sinfonía sobre escamas esquivando pintas blancas que algunas aparentan ser almohadas otras nubes de papel. Evitás salpicarte de vos separando las patas. Lo que sea que haya caído no dolió. Seguís aterrizado en mí. Succionando y chupando con tu lengua prensil y áspera mi hielo. No contagia tu libido y no ríen mis cosquillas con los pelos de tus alas. Y si tiemblo no es el grito del cuerpo sino el ronronear de la carretera. Seguís consumiendo de mi seta como la rémola de los restos del tiburón. Aún no molesta. Aún no pesa. Y aunque te note un poco intoxicado te voy a dejar estar. Te dejo seguir prendido como un prendedor olvidado en algún saco viejo ahorcado en el placard.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Yo quiero muchas cosas

Yo quiero muchas cosas, sí: muchas cosas.
Hamacarme en los lienzos de Walt Whitman
y arrugarme en sus arrugas como una guirnalda, un ciempiés o un acordeón.
También quiero una casa circular y rodar y girar con un único fin: encontrarnos.
Quiero mates amargos con besos de miel y noches de poesía y luna en nuestra pérgola.
Quiero tus ojeras, tus cejas bien tupidas y un ciprés inmortal donde siestar de la mano.
Una melodía perdurable, una escena de película pochoclera y una foto en la heladera.
Quiero que beses mis pies planos, que cuentes mis lunares y liberes un gorrión.
Que hagamos a Lorenzo y si Lorenzo no se hace que se haga Sol.
Un invierno para tejerte una bufanda y una manta de tonos naranjas para dos.
Quiero viernes sin dolor de ovarios para bailar con David su canción.
Quiero lluvias orgásmicas, ¡quiero una, quiero dos y quiero más!
Cocerle la oreja a Van Gogh y que dibuje mi flor.
Quiero entonar nuestro mantra y gemir hasta el Om.
Quiero dormir en tu hueco de nuestro colchón.
Quiero tu panza llena de birra y mariposas.
Quiero a Lennon con su piano blanco en mi living y meditar con George.
Todo eso quiero (y más).

domingo, 11 de mayo de 2008

Chichón

Viernes de colectivo atestado y un viejo que por ser viejo cree que puede empujar. Anciano insolente. A que guarda algún secreto morboso entremedio de dos estampitas en el mejor escondite de su placard. A que son San Pedro y San Juan. Shh. Hacete el sordo nomás perdé la cordura volvete pibe y pedí el asiento. Algún monigote de poca gana te lo va a dar. Parada. Yo me bajo acá.
Esta linda la noche pintada a crayón. Colorida tertulia, dónde están todos y yo me siento ahí nomás: Yo y todos. ¿Y yo? Pinto con otro color y en otra cajita con mucho espacio para estirar mis piernas fugaces pero muy bonitas. Mientras ellos me ven y desean lamerme los pies, yo reviso un verano y encuentro a un amor con sus perros pulgosos que a puro mimo y baboseo se llevan nuestros huesos a la cucha; libros de hojas que saben a miel; cartas saladas de hemorragia a tinta desteñida; sweaters de alpaca y llama que huelen a flor; bolsa de dormir para dos: abriga la carne y da calor. Su Azul cuadrillé carcomido por polillas guarda en su interior manchas de amor. Viajes en Ami 8. Saliva, portazos y abrazos. Bajo. Subo. Bajo. Viajo.
Madrugada de tiza gris. Rota la cara: tres puntos y de morado al violáceo copiando la forma de una frutilla se dibuja el perfil un coqueto chichón. Muero de risa.
Arte abstracto ilustrado por un gran pintor acabado que apenas terminó su obra se deshizo en degradé y desapareció del cuadro.

sábado, 3 de mayo de 2008

Safari

El catre no suele ser incómodo. Son pisadas de elefantes las que llegan al tapiz. Vienen a revolcarse. Ellos saben que estoy ahí: embarrada hasta la mitad. Se van cuando la luna aparece temblorosa y sucia en el lodo. Se van limpitos, ellos. Y antes de salir sacuden sus hisopos de cola dejándome insectos moribundos que aún punzan con ganas la carne.
El catre no suele ser incómodo. El sol se aparece nocturno, siempre por mí, derrite una nube. Succiona una naranja pasada y entra. Se hace bolsa porque me quiere y lo tengo a mis pies. Al rato, cuando ya no calienta, me deja la huella más roja de un beso que fue el más rojo. Todo está quieto y todo está helado ahora. Pero nunca estoy sola. Al galope llega Orión. Me viene a visitar mientras se fuma el frío. Le pregunto qué hace acá y me calla. Jura que no extraña y que se quiere quedar. Yo sé que no es así. Cuando miente tintinea su espada. Yo sé que mientras me acaricia se le pianta el ojo izquierdo y se cuelga mirando una estrellita fosforescente, la única que quedó pegada, allá arriba, en mi techo.

jueves, 1 de mayo de 2008

Salta por la ventana. ¡Valiente!





"Voy a quedarme aquí todo el tiempo que haga falta. Estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande..."


Llegó el frío. A mí también me encanta que haga frío. Llegó el sur a taparme la nariz toda. Y de mi latir...no esperen mucho más. Se lo ha llevado alguien y lo ha puesto en un tapper. Ahora yace en el fondo del freezer. Bien al fondo y no está entre las primeras cosas a descongelar.